El conducto de ventilación principal comenzaba a crujir sospechosamente después de la colisión con aquella piel de plátano que deambulaba por el espacio exterior. Ya nada podíamos hacer para remediarlo. Poco a poco, la estructura de la estación se resquebrajaba con un tono agonizante seguido de unas incómodas pausas, la cuales solamente conseguian aumentar nuestro sufrimiento. Tantos años de preparación que ahora se convertirían en vacío...
Lo último que pensé antes de que ocurriera lo peor fue porqué escogí ingeniería aeronáutica en vez de arquitectura. Al menos podría haber mantenido los pies en la tierra.
No recuerdo como llegué hasta allí. Bajo un sol abrasador que enturbecía mi mente fui testigo de la pérdida de mi libertad, hasta aquel momento inexpugnable. Mis pulsaciones se aceleraban a un ritmo acompasado, como si de un concierto de música clásica se tratase. A lo largo de mis extremidades inferiores sentía una fría sensación de presión e inseguridad. ¿Qué podía hacer? Evidentemente, el objetivo primordial era escapar cuanto antes.
Durante el forcejeo inicial pude comprobar la dureza de la situación. En toda mi penosa vida nunca había encontrado una razón de peso para hacer un uso violento y desgarrador de mis piernas, impotentes ante su esfuerzo inútil. A unos metros de donde me encontraba postrado, conseguí divisar una tortuga sin caparazón y con una capa negra atada a su delgado cuello. Me extrañé tanto que perdí la conciencia durante unos segundos, quizá fueron siglos, no me acuerdo...
La picaresca sajónica de Atlanta, aquella nutria marina que se apodera de todo cuanto cae en su plato de espárragos morunos con su toque especial de carabina verdeazulada. Una merienda cena de lo más austera por el trato que reciben los plateados tridentes y las afiladas katanas. Las sillas tiemblan por la presión que ejerce el mundo sobre su eje de translación metafísica y el gremio filosófico espera el siguiente eclipse lunar para descubrir una nueva fórmula que les permita perder el conocimiento de una forma más acentuada (con acento en la y). El papel de cocina tiene un papel (válgase la redundancia de los mamíferos rumiantes) muy importante en todo el proceso penal puesto que su sabiduría infinita será clave para el buen funcionamiento del mecanismo axial de la Tierra.
En cambio, los demás tipos de papel se revelarán contra el de cocina, cosa que originará la tercera guerra mundial en el 2017. En este caso, como tantos otros posibles, la policía habría sido entrenada con lanzallamas para evitar el alzamiento del papel de váter que, acompañado por el de fumar, verá en su luz una luciérnaga. La gran paradoja de todo este asunto se verá reflejada en la rebelión de los sauces, quienes buscarán cobijo debajo de las piedras incandescentes de las barbacoas sureñas y hallarán una esponja amarilla agonizando y pidiendo un botiquín de primeros auxilios. El papel de fumar será de gran utilidad para todo filósofo que se precie siempre y cuando no se vea afectado por la lluvia ácida del último mes de septiembre y consiga aprobar el curso de cocina de la teletienda matutina. “Exprime naranjas y obtendrás zumo de limón” a no ser que sobrepase el nivel de acidez establecido por esa palmera que ves desde tu ventana.
¡No se vaya! Todavía está a tiempo de conseguir este magnífico lote de productos de limpieza… Venga aquí señor ciervo tengo un regalo para usted. Me parece que le han limado la pezuña posterior derecha más de lo habitual… ¿Cómo se llama? ¿Bam… qué? ¡Qué carajo! ¡Si los ciervos no hablan! Debería revisar la maquinaria del coche más a menudo. En fin, me voy a crear una versión mejorada del bosón de Higgs ya que los científicos del CERN están a punto de verle el rabo de mono enfurecido que tiene y lo tengo que trajear para que se parezca a una locomotora. Más que nada, tiene la finalidad de canalizar el vapor que sale de sus orificios nasales a una gran presión (atmosférica) y poder deslizarse por las vías hasta que se pare en seco a causa de una cucaracha dicharachera que bloquea el paso. Teniendo en cuenta que es una “cibercucaracha” programada para la destrucción del planeta creo que resistirá la brutal embestida del desbocado y oxidado tren. Aquella embestida que evitará que el movimiento de translación alrededor del sol se pare y caigamos infinitamente hasta rebotar en una cama elástica tamaño familiar (más de 7000 millones de personas y Chuck Norris)… Sí, de esas que encuentras en las ferias y se enrollan en un palo de madera para endulzarlas hasta extremos insospechados por la raza evolucionada de ciervos radioactivos. ¡Un pijama tostado a la brasa para no resfriarse siempre viene bien!
A:…Y claro, si queremos salir de aquí, no nos queda más remedio que cavar entre el montón de hojas de libreta cuadriculada y así poder generar un agujero de gusano que nos llevé al río a pescar besugo a la plancha.
B: No creo que sea una buena idea llevar a cabo (a rabo) tu plan. Ni siquiera sé como hemos llegado a este lugar dónde podemos encontrar los números premiados de la lotería del futuro y que, según tu criterio neoclasicista, parece ser peligroso por culpa de estas baldosas de chocolate que se descongelan cada dos por tres (seis).
A: De acuerdo… ¿Así que me he pasado estos últimos cinco años explicándote este plan para salir de aquí y ahora me dices que no te convence?
B: Te veía tan entusiasmado en tu explicación que he preferido seguir contando las puertas que indicaban la salida de emergencia antes de interrumpirte. Además, con este paquete de pañuelos podremos crear una fosa antiséptica de la cual fluyan gnomos en estado líquido y que digan que no están de acuerdo con las normas marcadas por la OACAGPSBP (Organización de Anzuelos Creados a partir de Agujeros de Gusano para la Pesca Segura de Besugos a la Plancha).
A: ¡No se me había ocurrido antes!
B: ¡Lo sé! ¿A qué es un plan genial dónde los haya en el árbol de madera con raíces de plástico?
A: ¿Decías algo? Me refería al perro aquel que nos está saludando ahora mismo como si de un delfín, que se encuentra buceando en un lago detrás de aquellas montañas de piedra caliza y unos cuantos kilómetros hacia el oeste de Pearl Harborn, se tratase. Él nos conducirá a la salida de este habitáculo ya que posee la linterna reductora de átomos en descomposición que nos permitirá entrar en un estado de putrefacción para atraer a las gaviotas que se dedican a cazar emparedados de avestruz. De ese modo el equilibrio entre el cielo, la tierra y el agua se romperá en un puzle tamaño din-A4 de diez mil piezas amorfas. Acto seguido, salimos por la puerta de emergencia, tiramos de la cadena (del perro) y jugamos a la lotería primitiva homo erectus y se tira un eructo… Y entra en erupción… Y…
Se veia venir... Allí a lo lejos, una bandada de golondrinas silvestres anunciando a picotazo limpio el regreso del dueño de este adsurblog. Menuda sorpresa al ver como quedó el suelo... ¡Eso no lo quita ni el más curtido de los abrillantadores metálicos!
Ahora que he mencionado algo de metal es imprescindiblemente inevitable que haga referencia al videojuego que tiene por nombre el título de esta entrada: Machinarium (con rium de australopitecusrium). Se trata de una aventura gráfica en la que destaca el apartado artístico con todo su esplendor apoteósico, está ambientada en un mundo ficticio dominado por las máquinas y... Sí, es un vicio continuo y desenfrenado... ¿Para que nos vamos a engañar creando historias que no tienen nada que ver con lo puesto en escena y que posiblemente nos conduzcan a la confusión alegórica del delirio postvacacional? ¡La indústria independiente del videojuego nos ha dejado una huella imborrable con este título! ¡Que se escondan las grandes empresas y dejen paso a la innovación!
Otro aspecto, remarcable con tiza de las montañas de las extensas llanuras de oriente donde se casó la perdiz con el sabueso Maik, de esta aventura es la banda sonora... Como diría el bueno de Barney Stinson (lector habitual por así decirlo de mi blog, aunque ya no se le vea mucho por aquí): Sublime.
Total que la hojalata inoxidable era una metáfora para hacer referencia al valor de abrillantador metálico que aporta este videojuego, así como un lavado de cara para el mundo de las aventuras gráficas contemporáneas. "No se va ni con aguarrás" le dijo el trompetista al cartero que le trajo una copia de Machinarium para ver si le halludava (intentando crear un vucle) en la limpieza de su cerebro. Si os queda algo de tiempo antes de que vuelvan las golondrinas con los sacos llenos de regalos y caramelos podéis hechar un vistazo a la web oficial y jugar a la demo clicando aquí... ¡Totálmente gratis! ¡Señora que me lo quitan de las manos! ¡Es cierto ayer casi me arrancan el dedo meñique!
Os dejo con una de las mejores canciones que podemos encontrar dentro del juego. Ésta solo la podremos escuchar una vez que hayamos ayudado a la banda que aparece tocándola (pianola). Nótese el baile de las maracas invisibles que se marca el protagonista de la aventura. Hilarante.
A: Ayer, buscando entre mis sesos, encontré este folleto de invitación para una sesión de rafting sobre lava. Se ve que los habitantes de Mordor lo practican sin salvavidas… Supongo que será para aumentar la diversión en caso de caerse de los botes de papel. Un maestro de taekwondo no tiene nada mejor que hacer que doblar una cartulina tamaño sábana familiar para construir los botes en serie como si de una máquina expendedora se tratase.
B: Oye pues me gusta la idea. Podríamos ir en invierno porque así podremos neutralizar con rayos X las ovejas que se puedan cruzar durante el trayecto… Curvilíneo, claro está. Ya me traeré la pistola de agua de mi hijo, con eso creo que tendremos suficiente armamento para acabar con una manada de ñus ideada por el señor Walt D.
A: ¡Pero antes de ir tenemos que preparar nuestros reflejos visuales! ¿No querrás que el ave Fénix te encuentre en otra cadena de supermercados que no sea la suya? Sus plumas curan las quemaduras de enésimo grado que nos produciríamos al estar en contacto directo con la lava. En definitiva, debemos mantener nuestra buena relación con el ave… Básicamente para que nos haga descuentos del 3x2 o en charcutería…
B: ¡Perfecto! ¡Qué ganas tengo de conocer al morconitor que nos guiará por el descenso infernal! Me llevaré la cantimplora para traerme un poco de magma de recuerdo. Pero antes, voy a preparar un par de regaderas llenas de agua para plantar esta semilla de mango-cocotero en la orilla del rio de lava. Cuenta la leyenda que un sabio ninja, conocido por sus técnicas de transparencia, plantó una de estas semillas y de ella creció un árbol que daba cocos con forma de mango… ¡Y dentro de estas bolas de billar encontró un rollo de papel higiénico extrasuave y rugoso!
A: ¿Eso lo dices tú que estás sentado en un retrete de madera porosa mientras te hacen un reconocimiento de tus facultades mentales?